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martes, 10 de septiembre de 2013

Poesía silenciada.



Esa mañana, 11 de septiembre de 1973, cuando los primeros brotes de primavera se asomaban tímidamente, ella caminó con dirección a la Universidad Técnica, donde  se realizaría el acto del Día del profesor, los versos de Nicanor Parra habían sido memorizados para tal ocasión. Pero, en el aire de la provincia había un manto de dudas. El acto se había suspendido “parece que derrocaron al presidente Allende”. Cómo una bomba  en segundos las palabras resonaron en sus oídos. Había que irse a las casas a quemar los libros Quimantú y la revista Paloma,   a esconder los Long Play, a sacar los poster del Che. Era una pesadilla,  ya en casa, la radio confirmaba la noticia y  lo que en realidad estaba sucediendo. Las sombras invadieron el alma, “Escucha Chile”  se oía en el lugar más oculto de la casa.  Los amigos, los ideales y los sueños  fueron sepultados… una cortina de terror dejó los versos de Parra suspendidos  por décadas.

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