Agradezco de manera especial a Rina María Araya de la casa de las Artes a sus funcionarios, a las autoridades de la Ilustre Municipalidad de Coquimbo y de Cultura que estuvieron presentes, a los artistas, a la mágica voz de Cecilia Moreira, a los amigos, familia y mis hijos. De manera especial agradezco también a Marcela Reyes Harris quien presentó el libro, como siempre genial.
Comparto el texto de Marcela Reyes.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO “UN ÁNGEL PARA MI
ABUELA” DE ORIANA MONDACA RIVERA
El libro de cuentos “Un ángel para mi abuela” de la
escritora, poeta e investigadora Oriana Victoria Mondaca Rivera, bajo el alero
de la Editorial Forja, fue editado durante diciembre del año pasado y publicado
durante los primeros meses de este año con un total de 500 ejemplares en su
primera edición.
La autora nació en el mes de octubre en la primaveral
ciudad de La Serena y tiene como profesión ser profesora de Estado en Castellano,
además de su desempeño como poeta, investigadora y escritora. Actualmente es
Directora del Liceo Técnico Marta Brunet, un nuevo desafío luego de haber
estado el año pasado como rectora del Liceo Gregorio Cordovez. Allí se destacó
su preocupación por humanizar la educación municipal, convirtiendo a este
emblemático centro educacional en un espacio de participación y excelencia
académica, dejando como legado la recuperación del patrimonio histórico que
forma parte de la historia académica de nuestra ciudad.
Oriana ha sido antologada en diversas obras:
Ø Libro
de oro de la poesía Regional.
Ø Arqueo
de la Poesía de la Región de Coquimbo.
Ø Antología
de poesía Femenina Contemporánea del Valle de Elqui.
Ø Antología
Escritores de la Macro Zona Norte.
Ø 73
Micro-cuentos a 40 años del Golpe Militar.
Ø Madriguera
de Palomas, Antología de Poetas de La Serena.
Ø Narrativa
en el Café.
Y
cuenta con las siguientes publicaciones:
Poemario “Lienzo de Verónica”, colección Tierra Elqui,
Editorial Albricias.
Antología de cuentos: ¿Dónde están los ángeles? Primer lugar Fondo Editorial Manuel Concha,
editorial Municipalidad de La Serena.
Ensayo “Sentimiento Religioso y alusiones Bíblicas en la
obra de Gabriela Mistral”, Colección Tierra Elqui, editorial Albricias.
Obtiene Beca de Creación Literaria con el Proyecto
escritural: Antología de cuentos Transeúntes. Consejo de la Cultura y las
artes.
Persona distinguida por la Ilustre Municipalidad de Vicuña
y La Serena, por aporte a la difusión de la obra de Gabriela Mistral.
Participa en homenajes a Gabriela Mistral en Chile,
Argentina, Perú y Polonia.
En primer lugar quiero destacar que la invitación que hizo
la Editorial Forja a Oriana marca un precedente para el trabajo editorial de
nuestra región porque, en esta ocasión, la autora se suma a la edición y
publicación profesional de su obra, apareciendo como una alternativa a nivel
nacional con distribución en todo el país, lo que finalmente quiere decir que
debió someterse al ojo crítico del editor y pasar por todos los procesos relacionados
a este trabajo antes de ser publicada su obra.
El libro “Un ángel para mi abuela” es una compilación de 15
cuentos que remecen en lo más profundo a quién las esté leyendo pues aparecen
imágenes impactantes que se van sucediendo de una narración a otra. Es el
reflejo de la vida misma, donde los personajes transitan por el mundo real,
cotidiano al nuestro, pero que no somos capaces de reconocer como un sujeto
“cercano” pese a que están ahí, con su realidad paralela a la nuestra.
Cada historia está contada con los ojos sensibles y alertos
de la escritora y poeta, la una y la otra juntas. Insisto, la escritora y la
poeta. La narración es fortalecida por la interpretación poética de la vida,
una que no sólo versa a la belleza sino que se vuelve poesía impactante y
realista, crudamente realista, de cada una de las historias de los personaje,
mientras que la escritora en un primer caso cuenta lo que sabe, lo que crea, lo
que vio, escuchó o interpretó. Una narra y la otra impacta el cuento con las
sensaciones que sólo la poesía nos da, en una dualidad perfecta, rodeada de
armonía y oficio, que finalmente construyen este libro.
Oriana también explora en el lenguaje, se hace cómplice de
sus personajes que sólo a ella confían sus nombres, que son muchos nombres
porque se repiten los destinos. Es así como en las páginas del libro aparecen
como “Muñeca”, “Hijo”, “Padre”, “Suicida”, entre otros, para que así no se
determine una identidad, que no se oculta como método de protección, sino
porque tras ese nombre genérico se encuentran las historias repetidas de la
mujer abusada, violada, el maltratador, el desesperanzado. Todos pierden una
identidad nominativa y se vuelven cotidianos como la violencia, la desesperanza
y la injusticia de este país.
Los relatos se suceden principalmente en paisajes
vecinales, poblacionales, cités y conventillos, convirtiéndose en una forma
para la autora de denunciar en cada uno de ellos la desigualdad social y de
género, exponiendo cómo la sociedad de consumo, el capitalismo y el machismo
deja como víctimas finalmente a los más pobres, a los que no tienen acceso a la educación y a la salud, a los que no pueden
satisfacer sus necesidades básicas o hacer valer sus derechos humanos.
Esa es la desigualdad que denuncia Oriana, inspirada en
estas historias donde sus personajes nos muestran y viven las consecuencias de
la marginación, de ser el patio de atrás de la clase dominante. La
prostitución, las drogas, la frustración, e abandono y la desilusión van
construyendo la realidad de cada protagonista. Lograr transmitir eso de manera
íntegra es lo que impacta de su relato, donde cada vivencia de estos cuentos es
una muestra de la capacidad de empatía con el sentido de cada acción,
conflicto, desarrollo y desenlace de las historias.
alumnos, sus vecinos y vecinas, sus comuneros, sus
desaparecidos.
Entonces, ¿Por qué Oriana comparte estas historias con
nosotras y nosotros? Hay un primer libro que antecede a este y se llama “Donde
están los ángeles” y que también cuenta historias agudas, tristes, de jóvenes,
adolescentes, niñas y niños abandonados. “Un ángel para mi abuela” parece ser
la continuación de lo que pasó con ellos y ellas, las consecuencias de ese
embarazo en la adolescencia, las cicatrices de la violación. Son los abuelas y
abuelos de las historias que hoy nos trae, para que no nos olvidemos de ellos,
pese a la memoria frágil, porque los explotados están donde siempre y crecen
hacia el cerro.
“Un ángel para mi abuela” es el aliento y la esperanza, es
la divinidad que podría salvar o cuidar a los abandonados y abandonadas, a los
incomprendidos e incomprendidas. Es el ángel que todos y todas esperamos.
Oriana lo construye, no para ella, se lo da a sus personajes a quienes conoce
bien, porque ella simplemente plasma en el papel aquello que la vida ha puesto
en su camino tantas veces.
Es así como quiero reconocer el trabajo literario de mi
amiga Oriana Mondaca en este libro y la fuerza que ha tenido para poder soltar
estas historias. La fe que pone en los ángeles para que la ayuden a cambiar las
cosas ayuda a evidenciar un mundo que sabemos que existe pero que decidimos no
verlo ni hacernos cargo, sin embargo ella sí lo hace, a diario, y ahora nos
invita a leer y comprender lo que nos rodea por medio de su obra hecha con
fascinación, hecha con perfección, hecha con amor, con sus ángeles y los de la
abuela, quienes la acompañan a todas partes.
Marcela Reyes Harris
Mayo 2018