Su poesía tiene la gracias, disculpando la expresión, de que al escucharla, muchos ríen, otros sonríen, otros esbozan una expresión de simpatía... lo que queda claro es que no se queda indiferente, su antipoesía como ejemplo, nos trae la palabra y la experiencia cercana en que la poesía se hace parte de lo cotidiano.
Un día de septiembre fui invitada a declamar en la Universidad Técnica del Estado de La Serena UTE, pasaron 41 años y he vuelto a leerlo, con un nudo en la garganta..
La universidad Central Sede La Serena invitó a Arturo Volantines escritor y gestor cultural a organizar un conversatorio con escritores de la Región, agradezco haber sido una de las invitadas junto a potentes escritores.. una excelente organización y amena presentación que comenzó con el Video de El hombre Imaginario.. después la experiencia de cada uno de los invitados en relación a Nicanor Parra, algunos con la dicha de haberle conocido... otros con el acercamiento a su obra.
Mi comentario sólo es de elogio a Arturo y a la Universidad Central de La Serena.
Iniciativas que pueden replicarse pues promueven en los estudiantes, futuros profesionales la formación integral, tan necesaria en nuestra sociedad.
Mi aporte fue con mi Microcuento Poesía silenciada publicada en el libro que recoge 40 microcuentos relacionados con los 40 años del Golpe Militar.
Comparto este Microcuento. y el poema que después de 41 años vuelvo a leer, se había quedado suspendido en mi pasado.
Poesía silenciada.
Esa mañana, 11 de septiembre de
1973, cuando los primeros brotes de primavera se asomaban tímidamente, ella caminó
con dirección a la Universidad Técnica, donde
se realizaría el acto del Día del profesor, los versos de Nicanor Parra
habían sido memorizados para tal ocasión. Pero, en el aire de la provincicia
había un manto de dudas. El acto se suspendió “parece que derrocaron al
presidente Allende”. Cómo una bomba en
segundos las palabras resonaron en sus oídos. Había que irse a las casas a
quemar los libros Quimantú, a esconder los lomplay, a sacar los poster. Era una
pesadilla, pero ya en casa, la radio decía lo que en realidad estaba
sucediendo. Las sombras invadieron el alma, “Escucha Chile” se oía en el lugar más oculto de la
casa. Los amigos, los ideales y los
sueños fueron sepultados… una cortina de
terror dejó los versos de Parra suspendidos por décadas.
AUTORRETRATO |
Considerad, muchachos, Este gabán de fraile mendicante: Soy profesor en un liceo obscuro, He perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada Hago cuarenta horas semanales). ¿Qué les dice mi cara abofeteada? ¡Verdad que inspira lástima mirarme! Y qué les sugieren estos zapatos de cura Que envejecieron sin arte ni parte. En materia de ojos, a tres metros No reconozco ni a mi propia madre. ¿Qué me sucede? -¡Nada! Me los he arruinado haciendo clases: La mala luz, el sol, La venenosa luna miserable. Y todo ¡para qué! Para ganar un pan imperdonable Duro como la cara del burgués Y con olor y con sabor a sangre. ¡Para qué hemos nacido como hombres Si nos dan una muerte de animales! Por el exceso de trabajo, a veces Veo formas extrañas en el aire, Oigo carreras locas, Risas, conversaciones criminales. Observad estas manos Y estas mejillas blancas de cadáver, Estos escasos pelos que me quedan. ¡Estas negras arrugas infernales! Sin embargo yo fui tal como ustedes, Joven, lleno de bellos ideales Soñé fundiendo el cobre Y limando las caras del diamante: Aquí me tienen hoy Detrás de este mesón inconfortable Embrutecido por el sonsonete De las quinientas horas semanales. Es mi homenaje a Nicanor Parra. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario