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sábado, 30 de marzo de 2013

sábado, 9 de marzo de 2013

La instrucción de la mujer.. escrito de Gabriela Mistral.

Tan vigente como el el día de su publicación. LA VOZ DEL ELQUI Periódico Radical Vicuña, Jueves 8 de Marzo de 1906 Num. 988 La Instrucción de la Mujer (Especial para La Voz del Elqui) Retrocedemos En la Historia de la humanidad buscando la silueta de la mujer, en las diferentes edades de La Tierra. La encontraremos más humillada i mas envilecida, mientras más nos internemos en la antigüedad. Su engrandecimiento lleva la misma marcha de la civilización; mientras la luz del progreso irradia más poderosa sobre nuestro globo, ella, la agobiada, va irguiéndose mas i mas. I, es que a medida que la luz se hace en la inteligencias, se va comprendiendo su misión i su valor i hoy ya no es la esclava del ayer sino la compañera, la igual. Para su humillación primitiva, ha conquistado ya lo bastante, pero aun le queda mucho que explorar para encontrar un canto de victoria. Si en la vida social ocupa un puesto que le corresponde, no es lo mismo en la intelectual aunque muchos se empeñen en asegurar que ya ha obtenido bastante; su figura en ella, sino es nula, es sí demasiado pálida. Se ha dicho que la mujer no necesita sino de una mediana instrucción; i es que aun hai quienes ven en ella al ser capaz solo de gobernar el hogar. La instrucción suya es una obra magna que lleva en si la reforma completa de todo un sexo. Porque la mujer instruida deja de ser esa fanática ridícula que (ilegible) sino la burla; por que deja de ser esa esposa monótona que para mantener el amor conyugal no cuenta mas que con su belleza física i acaba por llenar de fastidio esa vida en que la contemplación acaba. Porque la mujer instruida deja de ser ese desvalido que, débil para luchar con la miseria, acaba por venderse miserablemente si sus fuerzas físicas no le permiten ese trabajo. Instruir a la mujer es hacerla digna i levantarla. Abrirle un campo mas basto de porvenir, es arrancar a la degradación muchas de sus victimas. Es preciso que la mujer deje de ser la mendiga de protección: i pueda vivir si que tenga que sacrificar su felicidad con uno de los repugnantes matrimonios modernos; o su virtud con la venta indigna de su honra. Porque casi siempre la degradación de la mujer se debe a su desvalimiento. ¿por qué esa idea torpe de ciertos padres, de apartar de las manos de sus hijos las obras científicas con el pretesto de que cambie su lectura los sentimientos religiosos del corazón? ¿Qué religión mas digna que la que tiene sabio? ¿Qué Dios mas inmerso que aquel ante el cual se postra el astrónomo después de haber escudriñado los abismos de la altura? Yo pondría al alcance de la juventud toda lectura de esos grandes soles de la ciencia, para que se abismara en el estudio de esa Naturaleza de cuyo Creador debe formarse una idea. Yo le mostraría el cielo del astrónomo, no el del teólogo; le haría conocer ese espacio poblado de mundos, no poblado de centellos; le mostraría todos los secretos de esas alturas. I, después que hubiera conocido todas las obras; i, después que supiera lo que es la tierra en el espacio, que formara su religión de lo que le dictara su inteligencia, su razón i su alma. Porque asegurar que la mujer no necesita sino una instrucción elemental? En todas la edades del mundo en que la mujer ha sido la bestia de los bárbaros i la esclava de los civilizados, ¡cuanta inteligencia perdida en la oscuridad de su sexo, ¡cuantos jenios no habrán vivido en la esclavitud vil, inesplotados, ignorados¡ Instrúyase a la mujer; no hai nada en ella que le haga ser colocada en un lugar mas bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad mas al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo mas que la virtud le haga acreedora al respecto, a la admiración i al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas i menos mujeres nulas. Que con todo su poder, la ciencia que es el sol, irradie en su cerebro. Que la ilustración le haga conocer la vileza de la mujer vendida, la mujer depravada. I le fortalezca para las luchas de la vida. Que pueda llegar a valerse por sí sola i deje de ser aquella criatura que agoniza i miseria si el padre, el esposo o el hijo no le amparan. ¡Mas porvenir para la mujer, mas ayuda! Búsquesele todos los medios para que pueda vivir sin mendigar la protección. I habrán así menos degradadas. I habrá así menos sombra en esa mitad de la humanidad. I, mas dignidad en el hogar. La instrucción hace noble los espíritus bajos i les inculca sentimientos grandes. Hágasele amar la ciencia mas que las joyas y las sedas. Que consagre a ella los mejores años de su vida. Que los libros científicos se coloquen en sus manos como se coloca el Manual de Piedad. I se alzará con toda su altivez i su majestad, ella que de (ha) arrastrado desvalida i humillada. Que la gloria resplandezca en su frente y vibre su nombre en el mundo intelectual. I no sea al lado de hombre ilustrado ese ser ignorante a quien fastidian las crónicas científicas i no comprende el encanto i la alteza que tiene esa diosa para las almas grandes. Que sea la Estela que sueña en su obra Fammarion; compartiendo con el astrónomo la soledad exelsa de su vida; la Estela que no llora la perdida de sus diamantes ni vive infeliz lejos de la adulación que forma el vicio deplorable de la mujer elegante. Honor a los representantes del pueblo que en sus programas de trabajo por él incluya la instrucción de la mujer; a éllos que se proponen luchar por su engrandecimiento. ¡Éxito i victoria! Lucia Godoy y Alcayaga